martes, 21 de enero de 2014

La Bestia


Recuerdo aquella fría noche, no era un frío normal era algo intenso, un frío que te abrazaba y no te soltaba por nada del mundo. Alrededor de las 2:40 am nos encontrábamos en la esquina de mi casa con 3 amigos, juntando dinero para comprar algo para tomar, como de costumbre, llegábamos con lo justo. Según el folclore barrial, en la casa de los Torres había una criatura malévola que se veía cada noche a las 3 am.
Los Torres eran una familia tipo, conocida como una de las más raras del barrio, siendo, los hijos gemelos y los padres personas altas con sonrisas algo perturbadoras, pero dentro de todo eran buena gente, o eso aparentaban.
En ese momento tuvimos la vaga idea de quedarnos frente a la casa de los Torres para ver la supuesta criatura que se veía. A nosotros nos contaron la historia unos amigos mayores de edad que supuestamente la habían visto. Fuimos a comprar a un quiosco cercano y para cuando volvimos ya eran las 2:53 am. Nos sentamos frente a la casa y ahí nos quedamos. Todos teníamos miedo, pero nos hacíamos la cabeza pensando que no había nada y que solo nos habían querido asustar quienes nos la contaron.
Ya llegadas las 3, nos quedamos mirando fijamente hacia el portón de tejido que tenía la casa (supuestamente ahí se veía) sin mirar para otro lado, concentrados solo en eso. Al ver que no pasaba nada uno de mis amigos dijo:

                                    “Ya, hay que irnos, no hay nada”

Cuando todos nos pusimos de acuerdo, nos levantamos y decidimos volver a la esquina, en aquella solitaria y fría noche. Nos estábamos yendo y se escucha un ruido en el portón, un sonido similar al de algo moviéndose, nos acercamos, todos con miedo, y el portón comenzó a moverse de una manera sobrenatural, como si una fiera estuviera detrás queriendo salir para devorarnos uno a uno. Estuvimos a punto de correr, cuando uno de mis amigos dijo que era una mentira, que seguro eran los adolescentes que nos contaron la historia. Se acercó hacía el portón de tejido de los Torres, hizo 2 pasos y asomó la cara, en ese momento se escuchó un gruñido, algo raro, algo desgarrador, que te daba pavor, cuando quiso salir a correr, a mi amigo lo detuvieron, no una mano, sino una garra que salía de la penumbra perturbadora que rodeaba el portón. Parecía la pata de un oso pero con pelos negros y músculos. Salimos corriendo para ayudar a nuestro amigo cuando se rompió el candando que mantenía cerrado el portón y la criatura salió. Parecía un hombre lobo, pero no terminaba de serlo, parados sobre sus patas traseras, con ojos rojos como lava ardiendo, con pelaje oscuro que brillaba bajo la luz de la luna, nos miraba con gran enojo, al parecer por estar “molestándolo”. Quedamos todos quietos, cuando la criatura quiso descuartizar a mi amigo, detrás de aquella penumbra salió el señor Torres, tan aterrador como siempre y le dijo a la criatura suavemente:

                                      “No los lastimes bestia, ellos no son”

Cuando escuchó eso, soltó a mi amigo y volvió a la oscuridad, el señor Torres nos miró y dijo: “No lo esperen, él no sabe diferenciar gente, y si no salía yo probablemente los hubiera matado. Aún no debe salir… Aún no.” Dicho esto volvió a su casa, luego de cerrar el gran portón.
Hoy 22 días después, aún no sé a quién espera “la bestia”, como el señor Torres le dijo, pero por suerte… A nosotros no.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario