lunes, 27 de octubre de 2014

Nicole y el Síndrome Shelter


¿Qué tal esta la película argentina? Se escucho en el mostrador del cine. Nicole reconoció el tono francés de la oración y volteó. Era su amiga, Anabel. Hizo unos pasos y se le acercó:


- ¡Hola Ana! – Dijo con conmoción - ¿Cómo estás?

La chica la mira y cortésmente le dice.

- Perdón, se habrá equivocado. Me llamo Ana… Anabel precisamente pero no la conozco a usted.

Las personas que estaban en la fila del cine quedaron calladas, esperando una respuesta de Nicole.



- Ah perdón. Curiosamente te confundí con mi amiga Anabel, discúlpame.
 Nicole sabía que su amiga Anabel estaba frente a sus ojos, pero no entendía concretamente que sucedía. Se alejo con una sonrisa nerviosa y volvió al lugar donde estaba antes. No entendía que estaba pasando, su amiga estaba ahí pero ésta decía que no la conocía. La gente siguió en lo suyo pero Nicole no paraba de pensar.
Se encontraba sola en el cine, iba a ver una película de ciencia ficción, la cual se llamaba Miscraft. Se acercó hacia la entrada.

- Sala 4, al final del pasillo... Que disfrute la película - dijo la empleada del cine.

- Gracias - Contestó Nicole, caminando hacia las salas.

Ingreso a la sala y había solo 2 personas. La película será un fiasco, pensó. De a poco la gente empezó a entrar. Había entrado temprano. Mientras la película corría, con la sala repleta de gente ahora, escuchó un ruido. No un ruido común, era un alarido, un grito desgarrador que se insertaba en su cerebro y no la dejaba pensar. No entendía que era, pensó brevemente en que podía ser la sala del al lado, ya que estaba proyectando una película llamada Voltax, de terror. Pero ese pensamiento se esfumó cuando noto que no era posible escuchar algún sonido de la sala contigua. Se levantó del asiento casi sin pensarlo y pidiendo permiso salió hacia el pasillo. El grito seguía en sus oídos y de pronto más a fondo en su cerebro. Tenía el pensamiento anulado y escasa razón. No encontraba una explicación coherente para dicho ruido. Salió caminando rápido hacia la salida del cine. Abrió la puerta de emergencia, al ver el lugar que estaba detrás del cine, volvió a entrar y cerró la puerta fuertemente. Se detuvo a pensar, aunque el grito seguía ahí.
No sé que estará pasando, no sé de donde viene ese grito que me sigue lastimando los oídos, pero debo calmarme y pensar racionalmente. Tengo que volver a la sala, ahí hay gente que me pueda ayudar a comprender mejor esta situación, se decía a sí misma.

Volvió a la sala, seguía igual. Repleta y todos mirando la película cómodamente en sus asientos.
Nicole se acerca a un señora que estaba sentada en la última fila de la sala para preguntarle si podría ayudarla porque se sentía mal. La señora volteó como si fuera un robot y le dijo con una sonrisa perturbadora en la cara

- Querida, no hay salida, ya está.

Nicole queda sorprendida y aterrorizada con la respuesta de la señora, entonces bajó un escalón y preguntó a un hombre calvo si la ayudaba. Éste se movió igual que la señora y expresó

- Querida, no hay salida, ya está.
Nicole con un temor inmenso trastabilló y cayó. Rodó hacia abajo y descendió 2 escalones. Al levantar la cabeza, en la entrada de la sala estaba un espectro, una sombra con ojos blancos que la miraban de una manera amenazante. Nicole se levantó y se acercó corriendo hacia la entrada de la sala, el espectro se disolvió ante sus ojos y ella logró escapar. Mientras corría por el pasillo, volvió a escuchar el grito, pero no como antes, esta vez se lo escuchaba cada vez más cerca. Nicole, volteó sin dejar de correr y el espectro que había visto en la entrada de la sala la estaba persiguiendo. Se encontraba con la boca abierta empleando el grito anteriormente escuchado por Nicole. Asustada corría, y corría pero el pasillo, el cual se tornaba interminable. Cuando llego a la entrada y salió, vio que en la calle no había nadie. Era una ciudad vacía. Parecía la ciudad de una película de zombis, algo que por cierto, a Nicole le daba mucho temor. Había autos abandonados, pasto crecido en las carreteras, y maniquíes colgando desde los edificios. Nicole en este punto pensó "ya lo descifre, estoy loca" pero otro pensamiento se contrapuso con este "si estuviera loca, no lo hubiera pensado tan racionalmente"

La extraña situación de Nicole la hacía pensar cosas que antes no había pensado, como porque la gente muere, hacia donde vamos luego de la muerte, si existirá dios, si existiremos en realidad.
Luego de varios minutos en soledad, el terror había cesado pero había crecido la incertidumbre y la curiosidad. Caminó unos pasos y vio un amuleto antiguo de su abuela en el piso, se agachó para agarrarlo, venía acompañado de un papel. Mientras tenía el amuleto en su mano recordaba a su  abuela, a los largos viajes en el campo, a los momentos vividos con sus padres en la ciudad de Apóstoles. Se sentía bien, abrazada por un recuerdo bonito que en breve tiempo le devolvió la sonrisa. Luego de recordar, recogió el papel. Un papel que parecía de un ticket de un supermercado, lo abrió y si, lo era. Era un ticket pero en el reverso estaba escrito algo que decía: Que te vaya bien en el trabajo, besos. Nicole quedo fría y comenzó a llorar, esas eran las palabras que su madre le dejaba por escrito todos los días en la mañana. Al no tener a su madre comenzó a recordar sus momentos con ella. Se sentía más que bien, viejos y excelentes recuerdos se le había plantado en la cabeza. Ya no pensaba en el cine, ni en el grito que escuchaba, se encontraba en completa paz, llorando en un ciudad vacía. Era de noche y necesitaba dormir pero no quería dejar de pensar en estos recuerdos. Se acostó en plena calle, con el amuleto de su abuela y la nota de su madre en las manos y cerró los ojos...


Nicole apareció acostada en una camilla de hospital con ropa de paciente. Luego de varios minutos, el doctor Esteban Leguizamón aparece y tapa con una sabana la cabeza de Nicole.
Había sufrido un ataque conocido como Síndrome Shelter, es similar a un infarto pero tarda más y duele más. Al entrar Nicole en este estado, sufrió una serie de alucinaciones que le mostraron sus miedos y sus mejores recuerdos para que pueda
descansar en paz.

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